Actum
I. CRONOLOGÍA, NOMBRE Y PLANTEAMIENTOS ESTÉTICOS Como grupo de instrumentistas y compositores, posteriormente abierto al resto de las artes, fue fundado en Valencia según idea de Llorenç Barber, a partir de sus propias realizaciones y conciertos en la Sociedad Coral El Micalet, y tuvo el inmediato apoyo de Josep Llorenç Berenguer. Aunque la primera idea es de 1973, el concierto que se considera fundacional, a cargo de Llorenç Barber en solitario, se celebró el 10 de enero de 1974 en la citada sociedad, con obras para piano de compositores polacos, estadounidenses y valencianos. A estos dos miembros fundadores, pues Berenguer puede también ser considerado como tal, muy pronto se unieron Jordi Francés, Amadeu Marín, Ximo Moreno, Isabel Febrer y Francesc Fenellosa, como nombres más destacados, sumándose también creadores procedentes de otros campos artísticos. Profesionales como el pianista Perfecto García Chornet, Miguel Ángel Herranz y Francisco Baró, del conservatorio –aunque dicho centro de enseñanza como tal estuvo al margen de Actum–, o Salvador Porter, de la Orquesta Municipal, tuvieron también relación con el grupo desde los primeros momentos, incrementándose la participación circunstancial de intérpretes en lo sucesivo. El nombre del grupo expresa el sentido práctico (acción, actuación) que caracteriza a sus componentes. Actum representa el prototipo de taller, con plantilla flexible y con fronteras difusas ocasionalmente entre la interpretación y la propia creación musical, en función del repertorio de su especialidad. Su existencia supuso una cierta descentralización de los circuitos de la música contemporánea española, que ya había vivido diversas oleadas vanguardistas principalmente en Madrid y Barcelona. Este conjunto de artistas no tuvo la necesidad histórica de luchar contra un entorno hostil a sus convicciones estéticas, aunque su militancia sea, precisamente, la de transgredir el orden que, con dificultad, habían intentado imponer los miembros de la Generación del 51. No hubo en Actum una estética común, sino preocupaciones artísticas similares, nutriéndose el grupo de las diversas concepciones individuales y acercándose a otros autores referenciales para sus propias concepciones, como J. Cage o J. Hidalgo. Eso explica que, pese a la diversa personalidad artística de cada uno de sus miembros, hayan podido trabajar durante casi una década en un repertorio que exige un trabajo previo de taller y que hayan sido verdaderos maestros en España de la creación y presentación de obras colectivas.
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