Fermín María Álvarez Mediavilla
I. BIOGRAFÍA Nació en Zaragoza y siendo niño su familia se trasladó a Palamós (Gerona), donde transcurrió su infancia y comenzó una formación musical rutinaria. Durante su juventud fue oficial de marina. Francisco Gras y Elías afirmó que Rossini fue uno de sus maestros, lo cual no parece probable. Pocos datos se conocen sobre su vida privada. Viajó a Cuba y allí entró en contacto con el virtuoso Gottschalk, el compositor Nicolás Ruiz Espadero y otros artistas, como la célebre pianista Teresa Carreño. Después de dicho viaje Álvarez estableció su residencia en Madrid, donde contrajo matrimonio con una dama de la aristocracia madrileña, Eulalia Goicoerrotea, que era una excelente cantante aficionada. Desde ese momento Álvarez se convirtió en un filántropo que protegía a jóvenes artistas, destinando sumas importantes de dinero a promocionar a jóvenes músicos y a dinamizar la vida musical de la capital. En su casa de la calle de Fuencarral se celebraban reuniones filarmónicas famosas. En sus salones, junto a miembros destacados de la aristocracia (marqueses de Bogaraya, de Martorell y Villalcázar, entre otros), se dieron a conocer aficionados de talento e intérpretes de prestigio: Romero, Mirecki, Casella, Zabalza, Tragó, José Inzenga, Miguel Marqués, Pedrell, Santesteban, Serrano y muchos otros. Cantantes, periodistas, poetas, músicos, pintores y literatos conocidos, entre los que cabe mencionar a Grilo, Manuel del Palacio, Madrazo y Eusebio Blasco entre otros, completaban el cuadro de asistentes a Fuencarral. Asimismo, allí se celebraban conciertos, audiciones, primicias de estrenos próximos, se escuchaban las melodías del anfitrión y, eventualmente, se representaba alguna obra teatral, caso de la ópera cómica de Gounod El médico a palos, en 1872, reinstrumentada para la ocasión por el propio Álvarez, cuya crónica quedó recogida en el periódico Gil Blas, que alababa este tipo de iniciativas privadas. Reseñas sobre aquellas reuniones se encuentran en las revistas filarmónicas de la época, como El Artista de 1866-68 o la Crónica de la Música. En una de tales reuniones Felipe Pedrell trabó amistad con Álvarez, fruto de la cual fue la organización en Fuencarral de una audición de obras inéditas del músico catalán, en 1876, con ocasión de un próximo estreno en el Teatro Real: fue en aquella reunión donde Pedrell conoció a Eslava, Barbieri, Arrieta e Inzenga.
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